Delincuentes simulan cargas caídas para asaltar camiones en la Ruta 226: crece la inseguridad en el acceso a Mar del Plata

Transportistas denuncian que están arrojando cajones con verduras para obligar a detenerse y luego atacar con fines de robo. El tramo crítico es entre el peaje El Dorado y Colinas Verdes.

Una maniobra peligrosa: la nueva modalidad delictiva

La Ruta Nacional 226 vuelve a ser escenario de hechos delictivos que tienen en alerta a camioneros, transportistas y fuerzas de seguridad. En las últimas horas, se reportaron ataques a camiones que incluían no solo apedreamientos, sino una nueva estrategia para inducir a los conductores a frenar: delincuentes arrojan cajones con perejil o puerro en plena calzada, simulando que pertenecen a un quintero local, con la intención de que el chofer se detenga a asistir o evitar el obstáculo y así poder asaltarlo.

Los hechos ocurrieron en la zona ubicada entre el peaje El Dorado y Colinas Verdes, un tramo frecuentado por transportes de carga hacia y desde Mar del Plata. La información fue difundida por trabajadores del rubro, quienes alertaron que al menos dos individuos estarían ejecutando esta maniobra, aprovechando la escasa iluminación y baja densidad de tránsito nocturno.

“Están tirando cajones con perejil o puerro para que paremos y nos roben. Es una trampa”, aseguró un camionero que circulaba por la zona al momento del ataque. Según el testimonio, además de los obstáculos, también se han arrojado piedras a parabrisas con el mismo objetivo.

Un tramo ya marcado por la inseguridad

La Ruta 226 no es ajena a los hechos de inseguridad. Desde 2022, camioneros y empresas logísticas han denunciado robos y ataques en distintos puntos de este corredor vial. La ciudad de Mar del Plata, y particularmente su mercado frutihortícola Procosud, ha debido implementar medidas de seguridad para proteger a sus trabajadores y vehículos, incluyendo refuerzos de vigilancia y coordinación con la Policía Bonaerense.

Las fuerzas de seguridad, en su momento, desarrollaron operativos específicos tras un aumento de robos en esa ruta, pero los recientes hechos muestran que el problema persiste y se adapta. Las organizaciones gremiales del transporte insisten en la necesidad de presencia policial sostenida, especialmente en horarios nocturnos y zonas rurales con baja cobertura.

Reacciones del sector y pedido urgente de acción

Hasta el momento no hay un parte oficial por parte de la Policía Bonaerense, pero se espera una respuesta rápida dado el nivel de alerta entre los trabajadores del transporte. Los mensajes y audios que circularon en redes y grupos de camioneros muestran preocupación y también cierta resignación: “Nos están esperando con trampas, cada viaje es una ruleta”, expresó un transportista de la zona.

Desde el sector se reclama que el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires despliegue medidas efectivas para contener esta modalidad delictiva. En años anteriores, cuando los robos se volvieron sistemáticos, se implementaron controles con resultados dispares.

Un referente de la Federación de Transportistas Argentinos (FeTrA) expresó que el Estado no puede mirar hacia otro lado y que no se puede trabajar bajo estas condiciones de inseguridad. La entidad ha reiterado su reclamo por rutas más seguras en territorio bonaerense.

Impacto económico y riesgo para la cadena logística

Los ataques no solo amenazan la seguridad de los conductores, sino que además provocan demoras, daños materiales y, en algunos casos, pérdidas de mercadería. Empresas de transporte locales advierten que si no se garantizan condiciones básicas de seguridad, podrían reducirse los envíos nocturnos, con impacto directo en la economía regional.

El mercado de Mar del Plata depende de la llegada constante de frutas, verduras y otros alimentos provenientes de distintas localidades. La Ruta 226 es uno de los principales accesos terrestres, por lo que su vulnerabilidad afecta a toda la cadena de abastecimiento.


Cierre: alerta encendida y necesidad de respuesta coordinada

Los hechos recientes exponen una preocupante realidad: la inseguridad en las rutas bonaerenses no solo persiste, sino que evoluciona. La combinación de apedreamientos y trampas con cajones de verduras simula situaciones accidentales para inducir al error a conductores que, con buena fe, podrían detenerse y convertirse en víctimas de robo.

La comunidad del transporte exige respuestas, no solo de las fuerzas policiales, sino también del Estado provincial y nacional. Mientras tanto, los camioneros extreman precauciones, circulan en convoyes y se alertan entre ellos a través de redes informales, pero esto no reemplaza la protección institucional.

La seguridad vial, especialmente en rutas clave como la 226, debe dejar de ser un reclamo crónico y pasar a ser una política de Estado.