Crisis en las vacaciones de invierno: Mar del Plata registra la ocupación hotelera más baja en una década

El sector turístico marplatense atraviesa una profunda caída en reservas y consumo. Hoteleros y gastronómicos alertan por la falta de visitantes y piden medidas fiscales urgentes para evitar cierres.

Caída histórica en la ocupación hotelera de Mar del Plata

La ciudad de Mar del Plata, uno de los destinos turísticos más emblemáticos de Argentina, enfrenta un escenario inédito durante estas vacaciones de invierno: la ocupación hotelera ronda apenas el 30%, una cifra que marca la temporada más baja de la última década. La situación generó alarma en el sector turístico local, que advierte sobre una caída abrupta en el flujo de visitantes, el consumo y las perspectivas para los próximos meses.

Hernán Szkrohal, vicepresidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica (AEHG) de la ciudad y presidente de la Cámara Gastronómica local, explicó que la última medición de reservas refleja un fuerte descenso en comparación con años anteriores. “Hasta el miércoles rondábamos el 20%, y el jueves y viernes subió apenas al 30% para este fin de semana”, detalló.

Las cifras contrastan con la temporada invernal de 2024, que ya había sido calificada como débil tras registrar una caída del 12% respecto a 2023. En 2025, la disminución alcanza un 30%, y se espera que los picos de movimiento se limiten a un breve período entre jueves y martes de la próxima semana.

Una nueva dinámica de consumo

Según Szkrohal, la forma en que los argentinos planifican sus vacaciones ha cambiado drásticamente. “Todo se circunscribe a cuatro o cinco días. La mayoría de las consultas aparecen a partir del jueves”, explicó. Esta tendencia se suma a la creciente preferencia por destinos internacionales, que afecta directamente al turismo interno.

La situación no solo golpea al rubro hotelero. En el sector gastronómico, el consumo se ha desplomado alrededor de un 30% respecto a los meses previos (abril, mayo y junio), en sintonía con un fenómeno que excede a la ciudad. “Es algo que consideramos una característica a nivel nacional, no solamente local”, sostuvo.

Fines de semana largos sin impacto positivo

Una de las principales preocupaciones del empresariado marplatense radica en el escaso movimiento registrado durante los fines de semana largos, que históricamente funcionaban como válvulas de oxígeno para la actividad turística.

“Este año vamos a perder el 12 de octubre”, advirtió Szkrohal, en referencia a la supresión del feriado puente que tradicionalmente alentaba escapadas. Para el sector, la reconfiguración del calendario de feriados ha sido perjudicial: sin fines de semana largos organizados estratégicamente, disminuyen las oportunidades para captar turistas en temporadas bajas.

Reclamo por medidas fiscales urgentes

Frente a este panorama, las entidades del sector demandan la implementación de políticas fiscales paliativas. Entre los pedidos concretos se encuentran la extensión de plazos para planes de pago de impuestos y la reducción de tasas de interés para aquellos comercios que tomaron créditos para cubrir gastos operativos.

“Muchos establecimientos se endeudaron para sostenerse y hoy no tienen con qué afrontar sus compromisos. Si no se toman medidas urgentes, muchos de ellos podrían cerrar”, advirtió el titular de la Cámara Gastronómica.

En paralelo, el sector resalta la importancia de recuperar herramientas que en el pasado dinamizaron el turismo interno. “Necesitamos volver a tener un fin de semana largo por mes. El turismo no es solo recreación: es una industria que genera trabajo y mueve economías regionales”, afirmó Szkrohal.

Contexto económico y comparación regional

El retroceso de Mar del Plata en materia turística se inscribe en un contexto económico nacional marcado por la contracción del consumo, la inflación acumulada y la devaluación del peso, que en conjunto desalientan el gasto en esparcimiento.

Además, la competencia con destinos internacionales, facilitada por el tipo de cambio oficial para viajes al exterior, ha hecho que una porción de los argentinos elija vacacionar en países limítrofes como Brasil, Uruguay o Chile, donde los paquetes promocionales, el financiamiento y los beneficios fiscales son más atractivos que los ofrecidos a nivel local.

Esto ha generado un desequilibrio en la balanza turística, perjudicando especialmente a las ciudades que dependen casi exclusivamente del turismo nacional, como Mar del Plata.

Impacto en la economía local

La retracción del turismo afecta de forma directa a más de 30.000 trabajadores del sector en la ciudad, incluyendo personal hotelero, gastronómico, guías turísticos, operadores, transportistas, emprendedores y trabajadores informales.

Según estimaciones de la AEHG, cada punto porcentual menos en ocupación representa una pérdida millonaria en ingresos para Mar del Plata. Además, se estima que por cada turista que deja de visitar la ciudad, se pierden aproximadamente $60.000 diarios en consumos directos e indirectos.

Los efectos de esta situación podrían extenderse a otros rubros comerciales y derivar en una caída generalizada de la actividad económica local.

¿Qué políticas podrían revertir la crisis?

Desde el sector privado se plantean varias líneas de acción posibles. Entre ellas:

  • Reactivar incentivos como el programa PreViaje, que promovía la compra anticipada de servicios turísticos con devolución de un porcentaje del gasto.
  • Establecer beneficios fiscales y tarifarios para los prestadores turísticos durante las temporadas bajas.
  • Promover campañas de turismo interno con foco en cercanía, accesibilidad y valor cultural.
  • Reorganizar el calendario de feriados largos con fines turísticos.

Si bien aún no se han anunciado medidas por parte del gobierno nacional, varios actores del sector están solicitando audiencias para plantear la urgencia de la situación y coordinar estrategias de recuperación.

Cierre

Mar del Plata, históricamente considerada “la ciudad feliz” por su perfil turístico, atraviesa uno de los inviernos más duros en materia de visitantes y consumo. La caída del 30% en reservas y el desplome del consumo gastronómico reflejan no solo una crisis sectorial, sino una transformación profunda en los hábitos de viaje de los argentinos y en la estructura económica del país.

El reclamo por medidas fiscales y políticas activas para el turismo cobra cada vez más fuerza. De no revertirse la tendencia, el invierno de 2025 podría consolidarse como un punto de inflexión para el destino costero más tradicional de la Argentina.