La policía bonaerense detuvo a un hombre de 35 años acusado de liderar una organización que vendía cocaína en la peatonal San Martín y alrededores. Utilizaba a cuidacoches y personas en situación de calle para distribuir droga a cambio de dosis. El operativo incluyó allanamientos, secuestro de estupefacientes y un auto utilizado para delivery.
Un narcomenudeo camuflado en el corazón de Mar del Plata
En el marco de una investigación iniciada en marzo de este año, la Delegación Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de Mar del Plata logró desarticular una red de narcomenudeo que operaba en el microcentro de la ciudad. El epicentro de la actividad era la peatonal San Martín y los alrededores del shopping ubicado sobre la calle Corrientes, una zona de alto tránsito peatonal, comercial y turístico.
Según confirmaron fuentes judiciales y policiales, el principal acusado, un hombre de 35 años, empleaba a personas en situación de vulnerabilidad —incluyendo cuidacoches y consumidores habituales— para vender cocaína en pequeñas cantidades. Las víctimas recibían dosis como forma de pago y eran controladas a distancia por el líder de la organización, quien evitaba exponerse directamente durante las transacciones.
La investigación: denuncias anónimas, cámaras clave y tareas encubiertas
La investigación comenzó hace cuatro meses, a partir de varias denuncias anónimas recibidas a través de la línea provincial 911 y del sistema municipal de Atención al Vecino. Las alertas apuntaban a un flujo constante de venta de droga en el microcentro, particularmente en horarios nocturnos.
A partir de esas denuncias, la policía bonaerense desplegó tareas de inteligencia encubierta y articuló acciones con el Centro de Operaciones y Monitoreo (COM) de la Municipalidad de General Pueyrredon. Las cámaras de seguridad instaladas en el microcentro resultaron claves para identificar a los sospechosos y sus patrones de movimiento. Se logró establecer un circuito delictivo que combinaba puntos fijos de venta y desplazamientos en vehículo bajo la modalidad de entrega tipo “delivery”.
El operativo: allanamientos, secuestros y detención
En la mañana del jueves 24 de julio, con órdenes judiciales emitidas por la Fiscalía Temática de Estupefacientes, personal policial llevó adelante tres allanamientos simultáneos en los barrios Autódromo y Pueyrredón, además de múltiples requisas en el centro marplatense. En los operativos se secuestraron:
- Clorhidrato de cocaína fraccionado para la venta callejera.
- Piedras de cocaína de alta pureza, sin “estirar”.
- Una balanza de precisión utilizada para el fraccionamiento.
- Teléfonos celulares con mensajes y registros vinculados a la actividad ilícita.
- Dinero en efectivo de origen sospechoso.
- Un automóvil Fiat Uno azul, identificado como el vehículo utilizado para realizar entregas de droga en la modalidad delivery.
El acusado, cuya identidad no fue revelada oficialmente por cuestiones judiciales, fue detenido en uno de los domicilios allanados. Fue alojado en la Unidad Penal 44 de Batán y será trasladado hoy a Tribunales para declarar ante la fiscalía de Estupefacientes.
Un fenómeno preocupante: la explotación de la marginalidad
El caso revela una modalidad cada vez más presente en el narcomenudeo urbano: la utilización de personas en situación de calle, adictos y otros grupos marginados como instrumentos para distribuir droga en zonas céntricas. Lejos de una estructura criminal sofisticada, este modelo opera con jerarquías informales pero con un esquema claro de control, intimidación y dependencia.
“Lo que encontramos es un sistema de explotación en el que el líder se mantenía en las sombras, utilizaba a personas adictas como distribuidores, y les pagaba con droga. Es una práctica que profundiza el deterioro social y genera condiciones de altísima vulnerabilidad”, detalló una fuente judicial con conocimiento directo de la causa.
Esta estrategia permite a los cabecillas eludir la acción directa de la justicia, ya que son los intermediarios los que quedan expuestos ante las fuerzas de seguridad. La situación también complica la reinserción social de los sectores más excluidos, que muchas veces son revictimizados por el sistema penal sin acceder a tratamientos ni programas de recuperación.
Repercusiones institucionales y sociales
El intendente de General Pueyrredon, Guillermo Montenegro, valoró el operativo y agradeció la coordinación entre la policía bonaerense, la fiscalía y el Centro de Monitoreo. “Estamos comprometidos en la lucha contra el narcomenudeo, sobre todo en zonas sensibles de la ciudad. Estos operativos son importantes, pero el trabajo más profundo es el que se hace todos los días, con prevención y asistencia social”, expresó.
En tanto, desde la Fiscalía General remarcaron que este tipo de causas no se resuelven de forma aislada. “El combate al narcomenudeo requiere una visión integral. No alcanza con la detención de un sospechoso; hay que ir tras las redes de abastecimiento y los entornos de complicidad. Y, sobre todo, trabajar con programas de recuperación y asistencia para quienes son usados como herramientas por los narcos”, señalaron.
Una problemática que excede a Mar del Plata
Si bien el operativo se realizó en Mar del Plata, la situación no es exclusiva de la ciudad costera. En distintas regiones del país, el crecimiento del narcomenudeo se ha vuelto una de las principales preocupaciones de las autoridades provinciales y municipales. Según datos del Ministerio de Seguridad de la Nación, durante 2024 se registraron más de 7.800 procedimientos por venta minorista de estupefacientes en todo el país, con un aumento del 12% respecto al año anterior.
Especialistas en criminología advierten que la urbanización de la droga —es decir, su presencia constante en entornos céntricos, turísticos y comerciales— implica un doble desafío: el de control y el de contención social. “Mientras haya una demanda activa y se naturalice la presencia de drogas en el espacio público, estas redes van a seguir funcionando”, explicó el sociólogo Julio Terrón, del Observatorio de Seguridad Urbana.
Cierre
El operativo llevado a cabo en Mar del Plata representa un paso relevante en la lucha contra el narcomenudeo local. Sin embargo, también deja al descubierto una realidad compleja: la explotación de la marginalidad como estrategia operativa del delito. El caso exige no solo respuestas penales, sino también políticas integrales de inclusión, tratamiento y contención. La venta de drogas en pleno centro de la ciudad no es solo un problema de seguridad: es un síntoma visible de una fractura social más profunda, que requiere atención sostenida desde todos los frentes.