Maximiliano Abad critica las candidaturas testimoniales y advierte sobre su impacto en la democracia

El senador nacional cuestionó esta práctica que considera un “engaño abierto al electorado” y llamó a recuperar la ética política para fortalecer las instituciones democráticas.

Una polémica que reaviva el debate sobre la representación política

El senador nacional por la Provincia de Buenos Aires, Maximiliano Abad, volvió a instalar en la agenda pública el debate sobre las candidaturas testimoniales, una práctica que, según afirmó, “erosiona la confianza ciudadana y degrada la calidad institucional”. Sus declaraciones, realizadas en Mar del Plata durante entrevistas con medios locales, generaron eco en el ámbito político nacional y reabrieron la discusión sobre los límites éticos de las estrategias electorales.

Qué son las candidaturas testimoniales

Las candidaturas testimoniales consisten en que un dirigente político se postule a un cargo sin intención real de asumirlo, generalmente con el objetivo de atraer votos gracias a su imagen, popularidad o trayectoria, dejando luego el lugar a otro miembro de la lista o del mismo espacio político.

Este mecanismo no es nuevo en la política argentina ni internacional. En diferentes etapas, se ha recurrido a figuras de alto reconocimiento para “traccionar” votos en listas legislativas o ejecutivas, sin que esas personas tengan la voluntad de ocupar el cargo. Aunque no existe impedimento legal explícito, la práctica ha sido ampliamente cuestionada por organismos de control y especialistas en ética política, al considerarla una forma de distorsionar la representación popular.

La postura de Maximiliano Abad

En declaraciones públicas, Abad fue categórico:
“Las candidaturas testimoniales no son un desliz. Son un engaño explícito al electorado, una burla abierta hacia quienes votan”, afirmó, marcando distancia tanto del oficialismo como de sectores de la oposición que han recurrido a esta estrategia.

Para el legislador, el problema no es meramente ético, sino que afecta el funcionamiento del sistema democrático. Según explicó, el voto es un contrato de confianza entre el ciudadano y su representante, y cuando se presenta una candidatura sin intención de asumir, ese pacto se rompe:
“Se utiliza el prestigio o la imagen de un dirigente para atraer votos, sabiendo que será otra persona quien ocupará ese lugar”, advirtió.

Un deterioro en la relación política-sociedad

Abad señaló que esta modalidad alimenta el desencanto social con la política, un fenómeno creciente en la Argentina, reflejado en altos niveles de abstención, voto en blanco y desconfianza hacia las instituciones.
“La trampa se institucionaliza y se vuelve costumbre. Eso daña lo más valioso que tiene una democracia: la confianza”, expresó.

El senador sostuvo que la naturalización de estas candidaturas representa un riesgo aún mayor:
“Lo preocupante es que ya ni se oculta. Se presenta con naturalidad, como si fuera parte del juego. Pero no lo es. Es una trampa, y como toda trampa, tiene consecuencias”.

Antecedentes y críticas de expertos

Diversos analistas políticos han señalado que las candidaturas testimoniales generan una representación ficticia, pues los electores votan por una persona que no ejercerá el cargo. En 2009, por ejemplo, organismos de transparencia electoral ya advertían que esta práctica “puede considerarse una forma de fraude moral al votante”, aunque no esté prohibida por la ley.

Especialistas en derecho electoral sostienen que la única herramienta para evitarlo sería una reforma normativa, que obligue a los candidatos electos a asumir el cargo, salvo razones de fuerza mayor. Sin embargo, hasta ahora no se ha avanzado en ese sentido.

Un llamado a la ética y a la reconstrucción del vínculo democrático

Abad cerró su mensaje con un pedido a toda la dirigencia política: recuperar el sentido ético y cumplir los compromisos con la ciudadanía.
“Si queremos recomponer el vínculo con la ciudadanía, debemos cumplir la palabra y honrar el compromiso con el pueblo. Si seguimos aceptando las candidaturas testimoniales, no solo vamos a tener peores representantes: vamos a tener menos democracia”, concluyó.

Sus declaraciones se suman a un debate que atraviesa a todo el espectro político y que, según coinciden especialistas, tiene impacto directo en la calidad de la representación y en la legitimidad del sistema electoral argentino.

CIERRE

La polémica sobre las candidaturas testimoniales no es nueva, pero las palabras de Abad vuelven a poner sobre la mesa la pregunta central: ¿hasta qué punto la política puede recurrir a estrategias de campaña que comprometen la confianza ciudadana?. En un contexto de creciente desafección y crisis de representación, el llamado a mayor ética y transparencia en las listas electorales se presenta como un desafío pendiente para la democracia argentina.